
Debería haberlo sospechado esta mañana cuando, sólo media hora después de haber llegado a la facultad, ya me habían soltado 2 ladridos y una mala noticia: hoy más vale quedarse en casa. La gente parece que lleva peor lo de volver a clase de lo que me había imaginado y una ola de frío bastante contundente no está ayudando en nada en lo que a levantar los ánimos se refiere. Cuando lo más bonito que me han dicho hoy es: